Ya habían transcurrido muchos otoños desde aquella tarde, en que por orgullo y una tontería me aleje de tí, no volví la espalda, simplemente me fuí, pero mi corazón jamás te había olvidado, el amor que te profesaba seguía igual, te amaba con la misma devoción del primer día y de aquellos años felices que nos habíamos amado tanto. Me decía a pesar de tanto tiempo sigue intacto mi amor por ti; tú recuerdo no pertenecía al pasado, era un presente, cual veleta al barco que lo guía y le da rumbo y un destino; así erás para mí. Ignoraba el corazón donde estabás, en que lugar y con quién; un día el destino puso en boca de un amigo que sabía mi profundo amor por tí, que me comentó que a pocos kilometros de distancia vivías y te había visto caminar por un esplendoroso parque, luego te sentaste a contemplar el lago al caer la tarde, cuando el crepúsculo asomaba en el cenit, te habías marchado, con un andar cansado por el paso de los años, y que a poca distancia del parque tenías tu morada. Al día siguiente, me dirigí al lugar con sobresalto, con temor, emoción, que sé yo, anhelaba verte aunque fuera un instante y distante; en efecto a las 5 de la tarde apareciste, tú andar era lento y ya pintabas canas, mientras te observaba los sollozos ahogaban mi llanto, me decía cuanto amor y tan callado por tantos aquellos y todo para que? por la noche no pude conciliar el sueño me reclamaba no haber luchado por aquél amor, de haber desperdiciado tantos años y habernos amargado la vida. Esa noche morí, ya no supe más; quizás muchos se pregunten........... VALE LA PENA UNA VIDA ASÍ?
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